jueves, 3 de noviembre de 2011

OPERACIÓN KILO


CAMPAÑA PARA COMBATIR EL HAMBRE. “UN POCO DE TU COMPRA ES MUCHO”.
El sábado 5 de Noviembre se va a llevar a cabo una nueva Operación Kilo. Esta vez se van a realizar simultáneamente en los Carrefour de Bahía Sur (San Fernando), El Paseo (El Puerto de Santa María), Jerez Norte, Jerez Sur y como novedad también se realizará en ARCOS DE LA FRONTERA.

Es una iniciativa del BANCO DE ALIMENTOS DE CADIZ y de la FUNDACION SOLIDARIDAD CARREFOUR que persigue estrechar lazos de colaboración y solidaridad con instituciones de apoyo a familias necesitadas de alimentos.

Si quieres colaborar puedes hacerlo bien como voluntario para pedir alimentos ó bien entregando alimentos en el supermercado a los voluntarios.
El supermercado CARREFOUR apoyará duplicando la cantidad de kilos obtenidos en la operación kilo.

¡¡¡Colabora con nosotros!!!

martes, 1 de noviembre de 2011

13 de Noviembre: Día de la Iglesia Diocesana

IgDio11

Reflexiones litúrgico-culturales en torno a la fiesta de Todos los Santos

Sumándonos a la maravillosa explicación de nuestro compañero y amigo Luis García Gutiérrez, delegado de liturgia de la Diócesis de León y secretario de la AEPL sobre el origen de la fiesta de Todos los Santos en su blog actuosa-participatio, lanzamos otro punto de reflexión, esta vez, no tanto desde la liturgia como desde la cultura.


En estos últimos decenios hemos contemplado inertes y estupefactos el cambio de un paradigma[1] cultural en torno a la fiesta del 1 de noviembre, la del día de Todos los Santos. El término Halloween proviene del vocablo del inglés antiguo "All hallow's eve", que significa "Víspera de todos los santos", refiriéndose a la noche del 31 de octubre. Sin embargo, ciertas costumbres anglosajonas le han robado su sentido religioso estricto para celebrar, en su lugar, la noche del terror, de las brujas y de los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que, bajo la hegemonía económica y cultural angloamericana, se ha propagado también entre las comunidades y naciones hispanas.


La fiesta cristiana de Todos los Santos ancla su identidad en el dogma de la Comunión de los santos (de las cosas santas) expresado en el Credo. Mediante el recuerdo de la acción de gracias en la Eucaristía, por la santidad de los mejores hijos de la Iglesia y mediante la celebración memorial del Sacrificio de Cristo, ofrecido en sufragio por el eterno descanso de los difuntos, los que formamos la Iglesia militante, peregrina, nos relacionamos con la asamblea celeste, triunfante, y también con la iglesia purgante. El día de Todos los Santos (y su prolongación en el día de Fieles difuntos) no era un día tétrico de culto a la muerte, sino más bien, un día en el que la realidad de la muerte humana se iluminaba con el Misterio Pascual de Cristo, celebrado en la liturgia de la Iglesia. La liturgia (lex orandi) en el día de Todos los santos es expresión de la fe (lex credendi), que al comunicar la gracia santificadora del Espíritu en la celebración se convierte para el fiel, no solo en don, sino también en tarea (lex agendi). Dicho de otro modo, Todos los Santos urgía al fiel, que en un futuro será fiel difunto, a vivir en la ley del amor, la caridad y la solidaridad, porque al final de la vida, vendrá el juicio, para el cual debemos estar preparados en esta vida presente por el ejercicio de la santidad (Bienaventuranzas).


Todo este universo se expresaba a través de un prototipo cultural[2]: El paradigma de “Don Juan Tenorio”, que alcanzó su máxima expresión en la obra de José Zorrilla. El mito de Don Juan Tenorio, procede de una leyenda sevillana recogida, por primera vez, en la obra de teatro de autoría discutida, atribuida tradicionalmente a Tirso de Molina titulada “El burlador de Sevilla y convidado de piedra” que se difundió ampliamente en la literatura occidental, inspirando a Molière, Lorenzo da Ponte (autor del libreto de Don Giovanni de Mozart), Azorín, Marañón, lord Byron, Pushkin, y a otros muchos autores. El relato proclama el reino de la justicia divina (“no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”) pero también la misericordia y la posibilidad del arrepentimiento y el perdón antes de comparecer ante el tribunal de Dios (“¡Qué largo me lo fiáis!”). El Tenorio portaba, entonces, una exhortación moral para su público: La pasión humana, demasiado humana, del Tenorio podría llevarnos a la eterna muerte si en nuestras vidas no existiera la caridad y la misericordia divina. A niveles teológicos la obra podría ser una respuesta a las creencias sobre la predestinación salvífica, sostenidas por Juan Calvino, según las cuales la salvación y la entrada al reino de los cielos ya han sido determinadas por Dios desde el momento del nacimiento.


En torno al 1 de noviembre han aparecido en estos últimos decenios nuevas prácticas y costumbres, que han desplazado el universo simbólico cristiano, dando paso a otras significaciones, difusamente religiosas, en relación con el final de la vida del ser humano y con su destino en el “más allá”. Fantasmas, aparecidos y almas, y no Santos, son los que ahora nos hablan de nuestro fin, y por supuesto, estos fantasmas, paganos y sin bautizar, (no como Don Gonzalo, padre de doña Inés, alma cristiana del purgatorio), no representan la esperanza de la eterna paz (visión beatifica para el cristiano), ni aluden a la ideas de juicio divino, ni a la creencia cristiana en la resurrección de los cuerpos. En esta nueva concepción (nuevo paradigma) solo las brujas y brujos, videntes y médiums, fantasmas y monstruos son los que pueden ponerse en contacto con los pobladores de tan tétrico reino. Y estas ideas[3] también han encontrado su expresión cultural en otro prototipo: “El Jinete sin cabeza”, por supuesto, mucho menos guapo que Don Juan.
“El Jinete sin cabeza” es un personaje mítico, que encontrará su forma más evolucionada en la historia de Washington Irving “La leyenda de Sleepy Hollow” publicada en 1820. La Leyenda del Jinete sin cabeza aparece en folklore alemán, compilado por Hermanos Grimm, donde el macabro llanero busca a criminales no llevados ante la justicia a quienes el castigo de su crimen mandaría decapitar. Lo describen como “hombre sin cabeza en una capa gris larga que monta en un caballo también gris”. La leyenda se ha extendido en diferentes lugares y de diferentes formas así en el Estado de Tejas, el jinete sin cabeza es un criminal que fue decapitado, que vaga por las llanuras Tejanas a grupa de un caballo gris.
Este fantasma, como nuestro Don Juan, también ha tenido repercusión en el séptimo arte:
· El Sin Cabeza (1922) es una película muda inspirada en el relato, dirigida por Edward Vebturini.
· Walt Disney Pictures filmó en 1949 La Leyenda de Sleepy Hollow y El Señor Sapo.
· Tim Burton rodó en 1999 Sleepy Hollow, mostrando una nueva versión del relato.
· Recientemente, en octubre de 2007, el canal temático internacional, dedicado mayoritariamente a la emisión de series y películas ciencia ficción, que, también dedica espacios a los géneros de fantasía, horror y fenómenos paranormales, llamado Sci Fi, retrasmitió una película titulada El Jinete sin Cabeza dirigida por Anthony C. Ferrante, en la que se afirma que la historia de Washington Irving es una versión suavizada de lo que ocurrió en realidad.
· En cuanto a la difusión entre el público más joven destaco la versión que hace del jinete en el MMORPG (juego de Rol en línea) en el Mundo de Warcraft que lo relaciona como monstruo de Halloween.
Este fantasma holandés, afincado en Nueva York, que aparece para tomar la cabeza de los vivos está ocupando el lugar de nuestro Don Juan. Y frente a la exhortación moral del tenorio, el jinete sin cabeza no conlleva moral alguna tal como pregonó Nietzsche para la era poscristiana. La historia del jinete sin cabeza, es más bien una ocasión para narrar crímenes y carnicerías propias de la violencia animal de los seres humanos, y, sin llegar a ser tan tremendos, para hacer el gamberro manchando y rompiendo alguna lápida de un desvigiliado campo santo.


Parece que el paradigma cultural ha cambiado y una nueva visión del mundo quiere ordenar nuestro pensamiento y nuestros actos de antiguos cristianos. En esta nueva visión, los grupos de adoradores del demonio, proponen que la fiesta de Halloween sea para los fieles de Satán el centro y culmen del año, ocupando la significación de la Vigilia Pascual cristiana. Estas ideas puesto que se hacen mediante ritos y símbolos pueden tener más alcance del que creemos en muchos hermanos nuestros…


Esto que hemos expuesto, discutible por otro lado, es un motivo que nos urge para vivir y recuperar la fiesta cristiana en la línea que nos expone nuestro el liturgista Luís García Gutierrez.


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[1] Sobre el concepto paradigma de Thomas S Kuhn, The structure of Scientific Revolutions. Chicago 1970. Trad Española La estructura de las revoluciones científicas. Madrid (Fondo de cultura Económica)1987 aplicado a la liturgia G. Martínez Cult and Culture: The Structure of the Evolution of Worship: Worship 5 (1990) 406-433.
[2] Se podría añadir al axioma Lex Orandi, Lex Credendi, Lex Agendi, el complemento Lex Inculturandi, en cuanto la Liturgia, por su naturaleza es expresión de cultura, que no se puede reducir simplemente al dogma o la moral pero que también es expresión de ellos.
[3] Por otro lado, no tan nuevas pues, perduraban en los pueblos paganos convertidos al cristianismo que fueron refrescadas, a lo largo de la edad media, por la sucesivas olas migratorias de pueblos bárbaros, los cuales esta vez no provenían de más allá del Danuvio, como los evangelizados por Ufilas, sino de las penínsulas Escandinavas, a las que no había penetrado el anuncio del Evangelio.


Pedro Manuel Merino Quesada, Pbro.

La conmemoración de todos los fieles difuntos

Del libro El año litúrgico de Mons. Julián López Martín (Madrid, 1984, pp. 259s):


"La piedad popular ha unido culto a los santos y recuerdo de los difuntos, sin duda ante la proximidad de una y otra conmemoración litúrgica. Lo cierto es que en la solemnidad del 1 de noviembre y en la conmemoración del día 2 late una misma fe eclesial, iluminada por la esperanza de la vida eterna
La actual Conmemoración de Todos los Difuntos se remonta a una disposición del santo abad Odilón de Cluny, que en el año 998 dispuso que en todos los monasterios de su jurisdicción 'se recordara a las almas del purgatorio para aliviarlas de sus penas y alcanzarles de Dios purificación e indulgencia', según cuenta su biógrafo. Escogió precisamente el 2 de noviembre por su proximidad con la solemnidad de Todos los Santos.
Bajo el influjo de Cluny, la conmemoración se extendió pronto por toda Europa. La liturgia romana la introduce en el siglo XIV. De España se sabe que existió una celebración análoga dentro de la liturgia hispánica, pues San Isidoro de Sevilla (+636) manda en la Regla de los monjes que el día después de Pentecostés 'se celebre el santo sacrificio por los espíritus de los difuntos, a fin de que, participando de la vida bienaventurada, reciban más puros sus cuerpos el día de la resurrección'. Precisamente en España nació la costumbre, confirmada por el papa Benedicto XIV en 1748, de celebrar tres misas el día 2 de noviembre. En 1915, el papa Benedicto XV extendió este privilegio a toda la Iglesia, con el fin expreso de que una de las tres misas sirviese perpetuamente para compensar los legados de misas que por incuria de los hombres se hubiesen perdido o dejado de cumplirse.
Hoy el Misal romano conserva los tres formularios de misas del día 2 de noviembre, y tan sólo dice que 'pueden elegirse a gusto del celebrante'. Los formularios de estas misas han sido renovados prácticamente en su totalidad; las colectas son nuevas, y recogen la fe de la Iglesia en la vida eterna a partir del misterio pascual, el gran ausente de la mayoría de las oraciones por los difuntos del viejo Misal de San Pío V.
En cuanto a las lecturas, es preciso elegirlas de entre las que se proponen para las misas de difuntos. Asimismo es necesario escoger entre varios prefacios propuestos en el Ordinario de la misa".

Origen de la Solemnidad de todos los Santos.

El origen de esta Solemnidad se remonta al siglo IV. En Antioquía se celebraba una fiesta por todos los mártires el primer Domingo después de Pentecostés, relacionada con el triunfo Pascual de Cristo. En ese siglo fue introducida en Roma, lo atestigua el más antiguo Comes del conocido Códice de Wüzburgo, publicado por Dom Morin: Dominica in natale Sanctorum; más tarde es fijada por Bonifacio IV el 13 de Mayo, fecha de la dedicación del “Panteón” a la Virgen María y a todos los mártires tomando el monumento pagano el título de “Sancta Maria ad Martyres”. En aquel día por el lucernario de la cúpula se hacía caer una lluvia de rosas escarlatas. La idea de una Solemnidad colectiva y no sólo de los mártires fue abriéndose camino; Gregorio III erigió en san Pedro un oratorio expiatorio en honor de los Santos, tanto mártires como confesores, muertos por todo el orbe; puso un coro de monjes para que cada día en la Misa hicieran una especial conmemoración de todos los Santos cuyo natalicio se celebrase en aquel día en las diferentes iglesias de la catolicidad. En el 835 es pasada al 1 de Noviembre por Gregorio IV (simplemente, como refiere Juan Beleth en el siglo XIII, por motivos de facilidad: para ofrecer un refrigerio a todos los peregrinos que asistían, tras la recogida de la cosecha otoñal, dada la masiva asistencia para aquella ocasión). Sixto IV le añadió una octava.



Liturgia de la Misa


Antífona de Entrada: igual al Misal anterior -de 1962- (Sal 32,1)
Colecta: del Misal anterior
Primera Lectura y Evangelio: igual al Misal anterior
Sobre las ofrendas: tomada del Misal de París de 1738
Antífona de Comunión: igual al Misal anterior (Mt 5, 8-10)
Postcomunión: tomada del Misal de París de 1738

Otras Liturgias

Reflexión del “Sancta Sanctis”: lo que es santo para los que son santos, es lo que proclama el celebrante en la liturgia hispana y en la mayoría de las liturgias orientales en el momento de la mostración de los santos dones. Los fieles (sanctis) se alimentan con el cuerpo y sangre de Cristo (sancta).

Santos Padres

San Agustín, Sermón 304:
“También nosotros, hermanos, si amamos de verdad a Cristo, debemos imitarlo. La mejor prueba que podemos dar de nuestro amor es imitar su ejemplo, porque Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Según estas palabras de san Pedro, parece como si Cristo sólo hubiera padecido por los que siguen sus huellas, y que la pasión de Cristo sólo aprovechara a los que siguen sus huellas. Lo han imitado los santos mártires hasta el derramamiento de su sangre, hasta la semejanza con su pasión; lo han imitado los mártires, pero no sólo ellos. El puente no se ha derrumbado después de haber pasado ellos; la fuente no se ha secado después de haber bebido ellos.
Tenedlo presente, hermanos: en el huerto del Señor no sólo hay las rosas de los mártires, sino también los linos de las vírgenes y las yedras de los casados, así como las violetas de las viudas. Ningún hombre, cualquiera que sea su género de vida, ha de desesperar de su vocación: Cristo ha sufrido por todos. Con toda verdad está escrito de él que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.

Bibliografía
-“Il Santo del giorno”, Edizioni San Paolo 8ª Ed 2005. Mario Sgarbosa y Luigi Giovanni. Torino
-Liber Sacramentorum, Card Schuster, OSB. Versión española de Victoriano González, OSB. Tomo IX. Herder 1948. Barcelona
- Año litúrgico Patrístico, Manuel Garrido Bonaño, OSB. Tomo 7. Fundación Gratis Date, Pamplona
-Año litúrgico, Jesús Castellano, CPL, 2005 1ª reimpresión de la 2ª Ed de 1996