miércoles, 30 de junio de 2010

Ley de Libertad Religiosa y laicismo

El Gobierno socialista se retracta, al menos de momento, de proseguir con su Ley de Libertad Religiosa, a la cual le han puesto nuestro país (que pagarán ateos y devotos españoles, no las finanzas vaticanas). Se retomará, según anuncian, en fechas de principios del año entrante. Todo ello, con el objeto de no herir la impositiva hipersensibilidad del Sumo del Vaticano, porque la jerarquía eclesiástica, querrá presentar sacrosanta batalla, y pasar toda la Ley por el tamiz de su verdad y razón absoluta divinizada.
Esta indecisión gubernamental en la continuación de tan importante asunto, para la separación definitiva, de esta antigualla política, del Estado e Iglesia, denota, más que respeto y cortesía por el purpurado del catolicismo, una cobardía, evitando emponzoñar, con las ácidas reacciones, ya habituales, de las opiniones del vulgo de la ultraortodoxia católica y de los prelados de la intolerancia política del Estado y ante la diversidad religiosa, iluminados por la posesión de la única verdad divina, quienes enarbolarían la bandera revolucionaria del arrebato en santa cruzada, contra los herejes satánicos que se desmadren el orden celestial.

La Carta Magna, aprobada en 1978, que rige los destinos de las normas civiles de este país, quedó con carencias esenciales para el normal desarrollo de una sociedad cívica ajena a todo estamento religioso; o bien, no tuvieron los padres constitucionales la gallardía de afrontar este primordial asunto, nacido del autoritario nacionalcatolicismo anterior. Eran aún tiempos belicosos del latente postfranquismo, y debían aquéllos hilar muy fino, para no despertar monstruosas conciencias, de espíritus sombríos, de los que se adueñaron del cortijo.
Se reconoce en el punto 3, del artículo 16, de la Constitución: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. La realidad y práctica lo contradice, puesto que el trato y privilegios a la Iglesia romana, es preferencial y de peso estatal en sus prerrogativas administrativas. Con las evidentes denuncias y discriminaciones de los demás credos que se practican en el país, que aumentan cuantitativamente en sus números de creyentes. Si es un Estado aconfesional se atendrá a las mismas aportaciones económicas (dependiendo del número de fieles), equidad de trato y admisión de sugerencias de los demás credos reconocidos por el Estado.

El Gobierno tiene que legislar mediante el poder civil que se le confiere constitucionalmente, y jamás por las normas y dogmas de las religiones. Debe ser legalmente así, y habrá que hacerlo con todas las religiones permitidas por el Estado para el culto. Y continúa, en el apartado enunciado: “Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y demás confesiones”. La cooperación dogmática en la escuela y la económica están a años luz, entre la principal confesión y los demás credos. Tal así, que tiene el privilegio de tener una casilla en el IRPF para sus donaciones especiales (Iglesia que invierte en la Bolsa unos 20 millones de euros); y en cuanto a la equiparable relación con otras creencias confesionales, bien sabido es, que tiene opinión, y mucha. Todas las religiones se deben sufragar por los diezmos de sus feligreses, no por demandadas cuantías estatales, que al fin la pagamos todos, creyentes o no.

El Estado español se declara aconfesional, pero da excelsas prebendas al credo católico, por su mayor número de fieles, arraigo y por el negro poder fáctico de los gurús eclesiásticos. Y apelo a que debe caminar hacia un Estado laico total.

Después de 32 años de escrita y ratificada la Constitución y un Estado de Derecho, por el que nos regimos, no podemos estar aún en el limbo de un auténtico poder legislativo civil, y la Santa Madre Iglesia poniendo trabas a cualquier legislación que no les guste, sobre todo cuando afectan a su credo celestial (y económico). Ésta no deja de ser una religión más, y jamás y nunca, un poder de normas políticas, influyentes para la convivencia armónica de la sociedad civil española.

La laicidad, que tanto temor irrita a la carcundia del Vaticano a este término, que parece de endemoniada inspiración, es solo el poder autónomo estatal de las leyes civiles y públicas, único e inequívoco, al margen total de inmiscuirse cualquier credo religioso. Lo que denominan en la Santa Sede: Estado ateo. ¿Y las demás doctrinas religiosas, que no creen en su mismo Dios, cómo las califican…?
Por ser cada credo un derecho personal, íntimo y privado, deben omitirse obligatoriamente toda ceremonia estatal de carácter religioso de todo tipo; y la manifestación proselitista de signos religiosos en los centros públicos, siendo éstos, algunos de los apartados de la nueva Ley de Libertad Religiosa. Por lo que además, su exhibición pública de símbolos y signos de cualquier credo, agravia a los contrarios, agnósticos y ateístas.

Ninguna religión puede arrogarse el vórtice de la moral, ética y buenas costumbres, para ser impuestas de formas sectorial en el seno de la sociedad. La curia a sus misas; y el poder político civil, a las papelas legislativas de orden social: laicismo puro.

sábado, 19 de junio de 2010

La Iglesia ahorra al Estado 30.000 millones, el doble del «tijeretazo»

Las entidades católicas aportan 30.000 millones a la sociedad. En 2008, las parroquias dedicaron 45 millones de horas a atender las demandas de todo el que llamase a su puerta.

Las estimaciones que sitúan en 30.000 millones de euros anuales la aportación de la Iglesia a la sociedad española «no parecen exageradas», afirmó ayer el vicesecretario de Asuntos económicos de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Giménez Barriocanal, durante la presentación de su Memoria Justificativa de 2008.

Por el momento, la Iglesia puede medir con mucha exactitud lo que ahorra al Estado en educación (4.148 millones, afirma la Memoria) y también ahorra 1.180 millones en servicios pastorales «que la gente demanda», especificó Barriocanal. El resto, hasta los 30.000 millones, son sólo una aproximación que circula desde hace unos años pero que para el gerente de los obispos puede verse confirmada a medida que mejoran las mediciones. Por ejemplo, las parroquias y diócesis no ofrecen 46 millones de horas, como se calculó el año pasado, sino 45,2 millones, y la rentabilidad de cada euro recibido por la «crucecita» del IRPF no se multiplica por 2,5 (cálculo del año pasado) sino por 2,73, es decir, casi tres. «El coste que tendrían las actividades ofrecidas por la Iglesia si hubieran de ser contratadas en el mercado supondría un importe de 1.860 millones de euros. Esto indica que la gratuidad de los recursos y la eficiencia de su uso supone que cada euro que se invierte en la Iglesia rinde como 2,73 en su servicio equivalente en el mercado», afirma la Memoria, que especifica que los servicios pastorales de la Iglesia tienen un coste de 680 millones de euros.


Cultura y turismo
Barriocanal señaló además el efecto beneficioso de la Iglesia en el turismo cultural, que atrae a 7,5 millones de personas cada año en nuestro país. «Un tercio de los bienes inmuebles de interés cultural españoles están gestionados por la Iglesia», recordó. Las pequeñas y despobladas diócesis rurales del norte de España hacen auténticos milagros para mantener miles de joyas del románico, por ejemplo, y después de todo tipo de ayudas públicas al final siempre queda el apoyo de los feligreses.

Barriocanal puso la Semana Santa cordobesa como ejemplo de actividad religiosa que genera riqueza: más de 40 millones de euros de actividad económica para esta ciudad. Otro ejemplo sería el Camino de Santiago, especialmente en los Años Jacobeos cuando atrae muchos más peregrinos y turistas, hasta el 80 por ciento con motivaciones religiosas. También la visita del Papa a Santiago y Barcelona a finales de año o las Jornadas Mundiales de la Juventud de 2011 en Madrid son una gran oportunidad. Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo en Madrid y millones de espectadores por más de cien televisiones contemplarán, por ejemplo, el Barroco español en el Vía Crucis de las Jornadas de la Juventud.

De la «inmensa labor asistencial» de la Iglesia, que según la Memoria alcanza a 2,7 millones de personas en España, destacó los 68 centros dedicados a víctimas de la violencia familiar o de la prostitución, los 87 centros hospitalarios, 55 ambulatorios, 831 casas de ancianos y minusválidos y 433 orfanatos y guarderías.

«Es la mayor red asistencial que existe en España, de largo, y nace del encuentro con Jesucristo», afirmó Barriocanal, y añadió que «los voluntarios de Cáritas no surgen por generación espontánea, son fruto de la formación en las parroquias, la catequesis, la vivencia de la fe».

Además, ya fuera de nuestras fronteras, más de 17.000 misioneros difunden por el mundo la imagen del país, afirmó el gerente de los obispos: «llevan la bandera de España en la mochila».

Según calcula la Conferencia Episcopal, en el ejercicio fiscal de 2008 «se contabilizaron 7.193.000 declaraciones a favor», que representan a unos 9 millones de personas, ya que mucha gente realiza una declaración conjunta.


La crisis de este año
De todas las declaraciones del 2008 se consiguió una «liquidación total de 253 millones de euros, aunque en ese año sólo recibimos a cuenta unos 153», subrayó Barriocanal. Este año se espera que el número de personas que marcan «la crucecita» se mantenga o crezca, pero que aún así los ingresos disminuyan debido a la crisis. Por eso, la Iglesia pide a todas las personas que aprecian su labor, sean creyentes o no, que se aseguren de marcar la «equis» en su declaración.


Lo que la Iglesia ahorra al Estado
En pastoral
1.180 millones
- Los ciudadanos piden bodas, catequesis, visitas a enfermos y misas. Si pidiesen al Estado un servicio equivalente y se pagase a precio de mercado, le costaría 1.860 millones. La Iglesia lo hace por 680.

En educación
4.148 millones
- La Iglesia es titular de 6.041 centros de enseñanza, con 1.370.000 alumnos. «Si estas plazas las tuviese que cubrir el Estado le costaría 4.148 millones de euros más», explica Giménez Barriocanal.

En sanidad
14.000 millones
- No son datos de la Memoria presentada ayer, pero con las cifras de 2002 se puede calcular el gran ahorro que significa la red sanitaria católica, con aproximadamente mil centros.

En justicia social
262 millones
- Cáritas y Manos Unidas vehiculan esa cifra, que en 2008 ayudó a 2,8 millones de personas en 4.459 centros y 17 grandes programas. El valor de los 60.000 voluntarios de Cáritas aún está por computar.

En industria cultural
Incalculable
- Un ejemplo: la Semana Santa de Córdoba genera 40 millones de euros en la ciudad. La Iglesia mantiene un tercio de los monumentos de España, donde 7,5 millones de extranjeros buscan turismo cultural.



ANÁLISIS
Sacerdotes y parroquias, un éxito
- ¿Cuánta gente apoya la labor de la Iglesia con su «equis» en la declaración de la Renta?
–Marcan «la crucecita» en 7,2 millones de declaraciones, pero se calcula que eso representa unos 9 millones de personas, porque aproximadamente un 20 por ciento de declaraciones son conjuntas.

- ¿Cómo es posible que la Iglesia ofrezca por 1 euro lo que al Estado le costaría 2,7?
–Por un lado, el voluntariado católico genera 5,6 millones de horas de servicio prácticamente gratis (4,2 millones de horas son de catequesis). Por otro lado, el clero diocesano genera 34,8 millones de horas en atención pastoral con un sueldo mínimo. Un cura español cobra entre 600 y 800 euros de media (depende de la diócesis), y un obispo es, básicamente, un «mileurista». Además, los locales ya existen y las comunidades mantienen sus parroquias. De hecho, los donativos de los fieles suponen el 40% del sostenimiento de parroquias y diócesis: la «crucecita» sólo aporta un 20% del sostenimiento básico.

martes, 15 de junio de 2010

EL OBISPO DE ASIDONIA-JEREZ NOMBRA NUEVA CURIA DIOCESANA

Se rodea de Federico Mantaras (Vicaría General), Diego Valle (Pastoral), Francisco Fuego (Economía) y Miguel Ángel Montero (Secretaría General)

Monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Asidonia-Jerez, ha nombrado nuevos miembros para la Curia diocesana. Llegan coincidiendo con el primer año del episcopado de nuestro pastor y tomarán posesión de sus cargos el próximo día 15 de junio. Estos son los nombramientos que se han dado a conocer a primera hora la tarde de hoy:
• Vicario General.- Federico Mantaras Ruiz- Berdejo.
• Vicario de Pastoral.- Diego Valle Serrano.
• Vicario de Economía.- Francisco Fuego Luza.
• Secretario General Canciller.- Miguel Ángel Montero Jordi.

Federico Mantaras ya formaba parte de la curia con cargo de secretario general canciller hasta este nuevo nombramiento. Natural de Jerez de la Frontera y ordenado presbítero el 22 de septiembre de 2001, alcanza la Vicaría General, en la que su sucede a Domingo Gil Baro, a los 43 años de edad. Ha sido vicario parroquial de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en El Puerto de Santa María.

Diego Valle, por su parte, es párroco de Nuestra Señora de los Milagros (Iglesia Mayor Prioral de El Puerto de Santa María). Natural de Arcos de la Frontera, donde fue ordenado presbítero el, 12 de julio de 1986, tiene 48 años de edad y ha venido ejerciendo el cargo de Delegado Diocesano del Clero. Sucede a José Palomas Agout en la Vicaría de Pastoral.

Francisco Fuego repite en el cargo de Vicario de Economía, desde el que ha dirigido el logro de realidades materiales al servicio de la labor pastoral en la Diócesis como la nueva Casa de la Iglesia en la plaza del Arroyo o la Casa Sacerdotal. Es natural de Jerez de la Frontera, se ordenó en Sevilla el 16 de junio de 1963 y es párroco de Nuestra Señora de las Nieves, en Jerez de la Frontera. Tiene 74 años de edad.

Miguel Ángel Montero es el miembro más joven, con 34 años de edad. Es jerezano, párroco de San Juan Bautista de la Salle y Nuestra Señora de la Estrella, en Jerez de la Frontera, y, hasta ahora, delegado diocesano del Patrimonio y Relaciones Institucionales. Fue ordenado presbítero el 1 de octubre del año 2000. Sucede en la Secretaría General Canciller al nuevo Vicario General, Federico Mantaras.

sábado, 12 de junio de 2010

La última cima


La pasada semana se estrenaba en apenas un par de salas de Madrid, ignorada por la mayoría de los medios, la película de Juan Manuel Cotelo La última cima. Cuando escribo estas líneas ya son, sin embargo, más de sesenta los cines que proyectan o se disponen a proyectar la película, por petición de miles de personas anónimas canalizada a través de internet... y la cifra crece día tras día. ¿Y qué nos cuenta La última cima? A simple vista, la vida de un cura, Pablo Domínguez, evocada por allegados y amigos; un cura muerto trágicamente en la flor de la vida, mientras descendía del Moncayo; un cura que a todos los que se cruzaron en su camino cautivó por su generosidad, su sabiduría, su júbilo de vivir; un cura culto, brillante, atractivo, decano de la facultad de Teología de San Dámaso, que a buen seguro habría alcanzado las más altas dignidades eclesiásticas si no se hubiese despeñado mientras hacía alpinismo. Confesaré que la expectativa de tragarme una suerte de hagiografía sobre un «cura extraordinario» me repateaba un poco; sobre todo porque a mí los curas que me gustan son los curas ordinarios. Así que acudí a ver La última cimalleno de reticencias.
Pero enseguida descubrí que el asunto secreto de La última cima eran, precisamente, esos «curas ordinarios» que a mí tanto me gustan; y, más todavía, el misterio de su vocación, que un día los obligó a abandonarlo todo. «Yo ya no me pertenezco», afirmó Pablo Domínguez en el día de su ordenación, según se nos cuenta en algún pasaje de esta película; y sobre ese des-pertenecerse, sobre el sentido de la donación sacerdotal —a Cristo y al prójimo— es sobre lo que, en última instancia, trata La última cima. La película traza la figura de un cura alegre, desprendido, muy contagiosamente entusiasta, que se toma a sí mismo a broma, precisamente porque toma muy en serio su vocación. Y, mientras la figura de Pablo Domínguez nos va siendo elucidada, descubrimos que es un cura tan «ordinario» como otros muchos curas que hemos tenido la suerte de conocer; y que lo que lo torna extraordinario no son tanto sus prendas personales como el denuedo con que se entrega a Quien pertenece. La última cimapodría haberse conformado con la evocación del cura carismático; pero Cotelo quiere profundizar en el sentido y en la razón de ese carisma. Y es entonces cuando su película se torna escandalosa para la mentalidad contemporánea, porque habla de lo sobrenatural irrumpiendo en la vida de un cura «ordinario», habla de lo sagrado anidando eucarísticamente en el corazón humano, ensanchando los horizontes de una vida entera.
La última cimaes arriesgada, porque se atreve a homenajear la figura de un cura —y, a través de él, a tantos y tantos buenos curas— en una época que gusta de crucificarlos. Es aguerrida, porque se atreve a batallar contra la mugre de tópicos y prejuicios que circulan en torno al sacerdocio. Está poseída de un aliento épico que no se queda en el mero emotivismo, que se atreve a penetrar en la médula misma de la vocación sacerdotal. Y es una película que conmueve, que remueve, que se queda anidando en el recuerdo del espectador, como lo sagrado anida en los corazones y ensancha los horizontes de una vida entera.

martes, 8 de junio de 2010

Corpus Christi 2010

Vídeo de Manolo Avión

lunes, 7 de junio de 2010

Corpus Christi 2010

Ayer tuvo lugar en nuestra Parroquia la festividad del Corpus Christi. Como cada año se ofició la solemne Misa por nuestro párroco D. Luis Piñero, siendo cantada la misma por la Coral Santo Domingo de Guzmán de Bornos.

Al finalizar la Eucaristía salió el cortejo procesional. Este cortejo iba encabezado por los 70 niños y niñas que que han recibido este año el Sacramento de la Comunión. Detrás de ellos iba el paso de Santa María Madre de la Iglesia que lo portaban los jóvenes costaleros de la parroquia.

Justo detrás iban las ditintas representaciones de la Hermandades de Bornos y Coto de Bornos, además de las adoradoras de la Adoración Nocturna Femenina Española. Este año, como principal novedad pudimos ver cómo también acompañaba al Santísimo Sacramento una escolanía preparada por D. Pedro Rodríguez Buzón, que cada vez que el paso de Su Divina Majestad hacía estación y paraba, estos niños y niñas rezaban con sus cantos eucarísticos.

Desde la Parroquia agradecer a todos los fieles y al pueblo de Bornos en general por la colaboración que todos han prestado así como por la ayuda económica para que, en estos tiempos difíciles que corremos, hayamos podido dar culto al Santísimo de una manera digna y solemne.

















domingo, 6 de junio de 2010

La Fiesta del Corpus Chirsti

La fiesta del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo, en latín) conmemora la institución de la Santa Eucaristía. Este día la Santa Iglesia nos invita a meditar sobre el misterio de la presencia del Señor, en ese pan consagrado que guardamos en todas las comunidades cristianas
La Eucaristía sigue siendo la opción fundamental de nuestra fe. Ante el misterio del pan de vida el sacerdote tiene que renovar su adoración, el cristiano confesar que es un misterio que trasciende su inteligencia.
La Eucaristía nos pone de rodillas, confunde nuestro orgullo y nos abre a la humildad y al gozo de la fe en la palabra y en el poder de Cristo. Solo así se convierte para nosotros en misterio de luz y de vida. La Eucaristía es, como recuerda el Concilio Vaticano II, el bien supremo de la Iglesia, Cristo Pan verdadero que con su carne vivificada y vivificante, por medio del Espíritu Santo, da la vida a los hombres.
Comulgar no es un mero recibir al Señor, hacer una comunión, es elegir una vez más a Cristo, es aceptar lo que fue su vida, su obra, su entregarse. No debemos acostumbrarnos a la Eucaristía, porque el que se acostumbra la destruye. La Eucaristía es una realidad continuamente nueva, es la realidad de Dios.

Historia de la Fiesta

A fines del siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un Movimiento Eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón fundada en 1124 por el Obispo Albero de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas, como por ejemplo la Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años priora de la Abadía, fue la enviada de Dios para propiciar esta Fiesta. Desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haber intensificado por una visión que tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.
Juliana comunicó estas apariciones a Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos y a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Lieja, más tarde Papa Urbano IV.
El obispo Roberto se impresionó favorablemente y, como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante. El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez al año siguiente el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde un obispo alemán conoció la costumbre y la extendió por toda la actual Alemania.
El Santo Padre Urbano IV, por aquél entonces, tenía la corte en Orvieto, un poco al norte de Roma. Muy cerca de esta localidad se encuentra Bolsena, donde en 1263 o 1264 se produjo el Milagro de Bolsena: un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. Al momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264. Hoy se conservan los corporales –donde se apoya el cáliz y la patena durante la Misa- en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.
El Papa movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula Transiturus del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
Algunos biógrafos de Urbano IV dicen que éste encargó un oficio –la liturgia de las horas- a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino. Cuando el Papa comenzó a leer en voz alta el de Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes –por Juan XXII- y así se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.
El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.